¿Qué hacer cuando no es posible evitar la confrontación física?

Defensa personal en la calle: una perspectiva realista – II

¿QUÉ HACER CUANDO NO ES POSIBLE EVITAR LA CONFRONTACIÓN FÍSICA?

Como ya mencionábamos en el primer artículo de esta serie, lo mejor que se puede hacer es intentar evitar cualquier pelea en la calle, porque es seguro que nos traerá consecuencias de un u otro tipo: lesiones, bajas laborales, antecedentes, juicios, multas o cárcel. Pero desgraciadamente, el dicho de «dos no discuten si uno no quiere» no es siempre aplicable a las peleas en la calle y a veces, aun haciendo todo lo posible por evitarlo, no quedará más remedio que pelear.

En esta serie de artículos no pretendemos exponer cómo debe uno enfrentarse a una agresión, de eso se encarga la práctica de artes marciales y sistemas de defensa personal como el nuestro, la experiencia personal de cada uno, o ambas cosas. En cambio, nos centraremos en algunos aspectos de lo que ocurre durante y después de la confrontación física, y ofreceremos algunas pautas de conducta que mucha gente desconoce y que sin duda serán de gran ayuda:

  • Lo normal en una pelea en la calle («calle» en sentido amplio, también puede tratarse de un bar, del Metro, o de cualquier establecimiento) es que alrededor de la misma se concentra inmediatamente mucha atención y confusión. Habrá gente que jaleará, otros lo grabarán en vídeo con su móvil —ambas conductas muy vergonzosas— y otros tratarán de mediar o separar, y seguramente alguien llame a la policía.
  • Cuando llegue la policía —tarde lo que tarde— puede ser que la pelea ya haya terminado, porque algún contendiente haya ganado o huido, o puede que aún se esté desarrollando. Sea como fuere, hay dos cosas que suelen suceder:
    • La gente concentrada en torno a la reyerta se disipa y se pierden posibles testigos.
    • El agresor intenta huir.
  • Hay que tener en cuenta que la policía no sabe qué es lo que ha pasado allí. Seguramente les haya llegado una llamada de aviso de una pelea en el lugar, y se hayan desplazado hasta allí con los datos justos. Así pues, no saben quién es «el bueno», ni quién es «el malo»; quién es el agresor y el agredido. Tampoco sabrán por qué ha empezado la pelea. Lo único que sabrán es que está teniendo lugar o acaba de producirse una pelea.
  • En el lugar, la policía tratará de calmar la situación, separar a las partes y averiguar qué es lo que ha ocurrido. Para ello, interrogará a las personas que queden en el lugar, tomará los datos de los implicados y los testigos, y darán una serie de instrucciones sobre cómo interponer la denuncia y demás.
  • Por eso, como ya apuntábamos en el artículo anterior, es importante mantenerse todo lo tranquilo y colaborador que se pueda. No debemos olvidar que, si hemos tratado de evitar una agresión por todos los medios y aun así nos han agredido, somos víctimas de una agresión. Hayamos «ganado» o «perdido», somos víctimas. Por eso, hay que explicar lo que ha pasado con toda la calma posible. La policía ha recibido formación para poder hacerse una idea en un corto periodo de tiempo de qué es lo que ha ocurrido en un lugar, y además cuenta con experiencia suficiente como para discriminar —a priori— quién miente y quién no. De ahí que mantenerse tranquilo y explicar las cosas tal y como han sucedido facilitará su labor y nos hará más creíbles.
  • Aunque en este tipo de situaciones resulta verdaderamente difícil estar atento a cualquier cosa aparte del agresor, si es posible, hay que intentar localizar a testigos neutrales, es decir, gente que no sea amiga de ninguna de las partes y que haya podido ver todo lo que ha ocurrido, y señalárselos a los policías para que los interroguen en el lugar y les tomen los datos para posteriores entrevistas o para un hipotético juicio. Como sabe la policía, es más fácil identificar a estos testigos en el momento —existe cierto afán de protagonismo— que a posteriori —la gente se suele desentender y no querer saber nada—.
  • La policía, por lo general, y más en función de las lesiones que se presenten, gestionará la asistencia sanitaria (pedirá una ambulancia). Es importante recibir dicha asistencia y colaborar con los sanitarios. Ellos valorarán las lesiones y su gravedad, determinarán si es necesario trasladar a alguien a un hospital, etc. También nos darán una copia del llamado «PARTE DE LESIONES«. En él se reflejan las lesiones que tiene cada uno, su gravedad y posible causa. Los sanitarios enviarán una copia al juzgado o se la entregarán a la policía allí presente para que lo cursen ellos. En cualquier caso se debe solicitar y conservar una copia de dicho parte para posteriores gestiones.
  • Después, deberemos interponer denuncia. Podemos hacerlo en cualquier Comisaría o puesto de la Guardia Civil, pero los trámites son más ágiles si lo hacemos en la Comisaría a la que corresponda el lugar donde hayan ocurrido los hechos. En la denuncia, al igual que hicimos en el lugar de los hechos, debemos contar las cosas tal y como han ocurrido (es importante de cara al juicio). Si podemos aportar algún testigo amigo nuestro también lo haremos en este momento (de los que señalamos en el lugar ya se habrá encargado la policía de apuntarlos). Aportaremos copia del parte de lesiones para que hagan una fotocopia y lo adjunten a la denuncia. Nos darán una copia de la denuncia y una HOJA DE DERECHOS COMO VÍCTIMA, que debemos leer y firmar igual que la denuncia.
  • De todas estas actuaciones se derivará posiblemente un JUICIO, al que deberemos asistir obligatoriamente. Para mayor tranquilidad, nunca está de más consultar con un abogado y contar con su representación en el juicio. El juzgado se encarga de citar a todas las partes y personas que fueron apuntadas durante la tramitación del atestado (agresor, agredido, testigos de nuestra parte, de la parte contraria, neutrales…). Durante un juicio es normal estar nervioso, y probablemente nos hayamos cruzado con el agresor en los pasillos del juzgado. Los jueces son conscientes y entienden todas estas circunstancias. Durante el juicio no se debe interpretar ningún «papel», ni mucho menos mentir (se advierte en el propio acto que es un delito). Debemos ser naturales y explicar todo lo que pasó, tal y como pasó. Puede haber transcurrido bastante tiempo desde que ocurrieron los hechos hasta la fecha del juicio, por ello es importante volver a leer la denuncia para recordar aquellos aspectos que pudiéramos haber olvidado.

En el siguiente artículo de esta serie comentaremos algunas de las consecuencias judiciales que puede tener una pelea en la calle.

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